viernes, 18 de abril de 2014

Manuel Garcia Marquez, la memoria y el presente.

                            
La memoria actua en presente.
De hecho lo está haciendo ahora.
Estoy en Puerto Madryn, en el muelle.
Es de noche.
Mientras una ballena frota su morro con el muelle,  el coronel va a esperar una carta que nunca llega después de rascar la lata de café ya vacía.
Lo veo, al viejo coronel, esmirriado y triste, en medio del olvido, esperando sin esperanza.
Es extraño, pero eso que ocurrió en 1974, sin que jamás haya ocurrido, está ocurriendo ahora.
Es de tarde.
Estoy viajando en el ferrocarril Sarmiento, cuanddo todavía era un ferrocarril.
Los asientos son pullman y la suspensión una delicia.El tren es silenjcioso y veloz.
En mis manos, Cien años de soledad, me arranca carcajadas festivas ante la mirada atónita de los pasajeros.
La locura de un alquimista invade el vagón y alguien ordena una carga sobre un enemigo ignoto en un torbellino de imágenes embrujadas.
Nadie ve lo que yo veo.
Y eso está ocurriendo ahora, viejo querido.
Por aquello de que la memoria actúa en presente.
Como esta madrugada, en que el grito estentoreo del coronel Aureliano Buendía, me despertó con la órden imperiosa de levantarme, ponerme "los zapatos y terminar esta guerra de mierda".
Gracias por la magia, viejo cascarrabias.
Gracias por aquella noche en Puerto Madryn, y por aquel viaje inolvidable que nunca termino.
Puedo perdonarte tu pendejada de cuba y Castro.
Prometo poner una rosa amarilla en mi escritorio.
Hasta luego.

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