Los evangelios canónicos no hablan de ellos pero si lo hace el Protoevengelio de Santiago, el cual no es admitido por la Iglesia dentro de sus libros canónicos, y en donde aseguran que Joaquín era un hombre rico y piadoso que donaba bienes regularmente a los pobres del templo de Jerusalén, y como su esposa, Ana, era estéril, las autoridades religiosas ordenan sacrificios a Joaquín, al considerar que la esterilidad es un signo de descontento de Dios.
Entonces Joaquín decide ir al desierto durante cuarenta días y cuarenta noches para rezar y ayunar, mientras que Ana: “se quejaba y se lamentaba en dos lamentaciones”.
Según el Portoevangelio: “un ángel se les apareció en forma simultánea y les dijo que “Dios los había escuchado y que les daría un hijo”.
El Ángel le dijo a Ana: “Del fruto de tu vientre se hablará en todo el mundo”.
Meses después nació María que: “a los tres años la llevaron al templo para consagrarla a Dios, tal como habían prometido. Allí, la madre de Jesús vivió hasta que, a los 12 años, fue entregada a José como esposa”.
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