lunes, 10 de junio de 2013

La artista rosarina Nicola Constantino se encuentra muy desilusionada por la manipulación que realizó el Gobierno nacional sobre su obra, que representa al país en la Bienal de Venecia.

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La obra consta de una video instalación llamada, “Eva-argentina, una metáfora contemporánea”, sobre la cual la presidenta Cristina Kirchner decidió cambiar el final.
“A la Presidenta le gustó mucho la instalación pero dijo que quería que la obra terminara de otra manera, para que el final no fuera la muerte de Eva. Hice bocetos y proyectos pero no les gustaron. Faltaban pocos días para viajar a Venecia y me dijeron que ellos prepararían algo para el cierre. Pensé que iban a hacer algo cuidadoso, criterioso y por eso les confié el armado del final. Mi obra no es para nada dogmática ni peronista, muestra una visión más poética”, dijo la artista al diario Perfil.
Los videos están repartidos en cinco salas. Las primeras cuatro muestran la obra de Constantino interpretando ella misma a Eva Perón, en distintos matices. La quinta sala contiene el video que hizo el Gobierno, producido por el cineasta Tristán Bauer.
“En el video se veían pancartas de La Cámpora, como si Eva hubiera resucitado y viviera en la juventud de La Cámpora. Recién lo vi en la inauguración. Me cayó mal cuando noté que afectaba mi obra. Ningún país pone un espacio para explicar un personaje político o para demostrar la actualidad política. El arte es atemporal, no tiene nada que ver que tengamos un gobierno peronista en este momento”, agrega Costantino.
Y además revela: “Recibí muchos cuestionamientos por esto. Un periodista de la BBC me dijo enojado que ni el gobierno de China, que es comunista, pone cosas del país en un espacio de arte. Los salones tienen que ser apolíticos. Varios pensaron que estaba de acuerdo con eso y tuve que salir a aclarar que no tenía nada que ver. Me alteró totalmente la obra, que justamente se proponía desarmar el discurso político”.
A raíz de las repercusiones negativas, la autora decidió colocar un cartel de protesta que dice: “El curador y la artista consideran este espacio innecesario y que puede confundir la interpretación de la obra” y además desconectó los televisores de la polémica sala.
“Es mi obra, pongo mi nombre y tengo derecho a cuidarla. No voy a permitir que lo vuelvan a encender. Creo que tengo el derecho a desactivar algo si compruebo que afecta a mi trabajo. No era mi intención de que se hablara de esto más que de la obra, no quiero que se hable más de esto” insiste.
El Gobierno respondió a través de la embajadora Magdalena Faillace, encargada de la Bienal., manifestó: “Nosotros respetamos absolutamente toda su obra, sin modificar nada. Los videos estaban en un espacio separado de la instalación de ella”, dijo la funcionaria en tanto que reconoció que Constantino no conocía el contenido de los videos, pero detalló que ni ella ni el curador dijeron nada en la inauguración.

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