sábado, 26 de enero de 2013

CLAUDIA AINCHIL.


ENTREVISTA A CLAUDIA AINCHIL, POETA 

"Abrirse entera al otro: eso es poesía"


Poeta_ainchil

Sin dudas, es una mujer s
ingular: cada día, desde que era niña asombra con esa sensibilidad que resplandece verso a verso. Su útero tiene forma exacta de corazón ("arcuato", así se llama en medicina); el alma le anda en carne viva y sabe interrogar con talento: "¿No seremos refugiados/los que emigramos sin cesar/ tras sitios metafóricos/ siguiendo rastros de alquimia/ y nada más?". Por la calle, gente que la reconoce le grita: ¡Grande, poeta! Claro que también, al igual que millones de mujeres, tiene hijos que cuidar (Camila y Tomy) a quienes ama más "que a nada y a nadie", un trabajo del que vive ajustada, es ferviente cultora de la amistad y conoce que a los fuegos y las ternuras del amor, en ocasiones, le sobrevienen la crueldad y el desencuentro. Está obsesionada "con sacar la poesía a la calle" y todo esto lo vuelca de puño y letra a su cuaderno cuando el espejo le devuelve sus miradas hondas, a veces en bilis ardiente y otras en "Revolución (secreta)".Precisamente, así se llama su quinto y reciente libro.. Ella empezó a escribir a los 15, luego de que su hermana le obsequió "Rayuela" de Julio Cortázar: "Disfruté mucho del juego de imágenes, dice. A partir de una línea, luego fantasear un montón de cosas. Creo que por eso en mis poemas hablé mucho de los espejos. De esa imagen interna y a la vez de lo que te devuelve ese retrato vivo como reflejo".




-Y cuando te mirás hoy ¿qué ves?

- Un fuego de vida, ese que generan los sentimientos. Me siento en carne viva constante, lo cual es bueno y malo a la vez. Es bueno porque así creo y produzco, sintiendo intensamente las cosas. Y por otro lado, me lastima el individualismo del mundo cada vez más extendido.

-¿Sos escéptica en relación a los cambios sociales?
-No, pero tengo momentos de escepticismo, a veces el individualismo me demuele, me abate, pero siempre vuelvo a creer que es posible transformar la realidad. Mientras haya vida y fuegos internos, como dice Galeano, habrá una persona que se podrá juntar con otras para cambiar las cosas. Escribo todos los días por ese fuego.

- ¿Cuál es el combustible que nutre tu llama?
-A veces me despierto de golpe con la necesidad de escribir. Toda sensación, todo sentimiento genera incendios internos. Mirar a la gente en una mesa de café y escribir sobre lo que percibo allí. Ciertos estados como el mal humor, esa bilis ardiente. Recuerdo que hace poco, una chica peleaba con su pareja, otra chica que también gritaba, en un café en la Avenida Corrientes. Notaba ese desencuentro. Entonces, alrededor busqué qué encuentros había. En la calle la gente iba como loca. Un cartel, en la puerta, convocaba a una marcha. En algunos estantes del café las especias emanaban sus aromas. Pensé en una marcha humana para el encuentro mientras rastreaba el aroma de esas especias. Me interesa mucho ver al otro y los contextos para expresarlos luego. 

-¿Qué recorrido hiciste con la lectura luego de Cortázar?
-Recuerdo que antes fue Mi planta de naranja lima y otros materiales propios del colegio, en la infancia y parte de la adolescencia. Y luego de Cortazar, Olga Orozco, en un mundo en el que me introdujo mi hermana mayor. Alejandra Pizarnik. Sus estilos me marcaron. Aunque no soy de analizar tanto la poesía que leo, se que me han transmitido muchos universos. Quizás Alejandra Pizarnik fue siempre un poco más oscura o triste. Me gustaría tenerla hoy, con vida, escribiendo. Me gusta también el estilo desenfadado de Juana Bignozzi. Borges, que me cautivó con su obra poética a los dieciocho. Pude separar su pensamiento político de su obra. Por supuesto Pessoa, César Vallejo, Roque Dalton, Maiakovsky. Ahora estoy leyendo a Emily Dickinson, me encanta sentir esa actualidad de lo escrito hace cincuenta o cien años. Esa sensación de identificación en el sentir. Quien siempre me impactó y tomé como eje, hasta hoy, es Roberto Arlt. Recuerdo el prólogo de Los Siete Locos, en el que nombraba a su escritura como un cross a la mandíbula. Vos sabés que todos los años, en el primer día, empiezo un cuaderno. Y en la primera hoja pongo, bien grande, aquella frase de él que más o menos decía: El futuro es nuestro por prepotencia de trabajo, y que los eunucos bufen.

-¿Realmente, escribís en cuaderno?
-Las novelas las escribo directamente en la compu, pero los poemas los hago a mano, en cuaderno. Me gusta escribir y poder tachar en ese soporte. Ahí está la base. 

-¿Leés más prosa o poesía?
- Leo más prosa que poesía. No tengo un escritor, digamos, preferido. Me gustó mucho García Márquez. Clarice Lispector, brasileña, me gusta. Haruki Murakami, por su prosa poética. Recuerdo que en el Círculo de la Prensa (allí estudió Periodismo) armábamos cuentos frente a un espejo gigante. Ese espejo me devolvía mucha locura que volcaba en mis cuentos. Ahora me devuelve los cambios en la gente. Hacia dónde va la gente. ¿Qué es la vida? La vida son esos juegos imprescindibles. 

-¿Cuáles eran tus juegos de nena?
- Siempre fui bastante solitaria. Con mi amiga Gabriela (Belli) andábamos mucho en bicicleta, jugábamos a la lucha. La bici me daba un sentimiento inmenso de libertad. Pero en casa era muy solitaria. Me pasaba horas jugando sola en el cuarto. De alguna manera, mi hija Camila reproduce esa capacidad de jugar con cosas pequeñas. Me ha pasado de comprarle juguetes y que ella prefiera armar su propia historia de juego con una caja de fósforos. Y lo curioso es que no los prendía, sino que les hablaba. Veo esa fantasía en ella y y otros chicos, pero no creo que sean muchos. Hay una "tecnología" mal usada que hace estragos.

-Como a nuestro parecer, todo tiempo pasado fue mejor, dirías con Quevedo...
-No exactamente, pero pienso que antes todo era más simple. Quizás se disfrutaba más, en las pequeñas cosas del día a día. Para mí era un chocolate Jack, pero hoy veo que en los chicos está muy estimulado el consumo. No veo esa simpleza de sentarse a leer un libro de poesía, ni en los chicos ni en los adultos. Como que no hay tiempo para "perder" en esas cosas. Veo que la poesía quedó relegada. Porque para mí es normal la lucha contra los molinos de viento y ya no me parece extraño sentirme una Quijote. Pero tengo algún dato alentador: es que en los últimos años se organizan movidas en torno de la poesía, quizá pequeñas, pero hay movimiento en ese sentido y es positivo. Quizá no lo sea tanto el hecho de que sólo van poetas a esas actividades, o sus amigos. No va el común de la gente a participar. Pero, bueno, un primer paso se dio. Se va a abrir más y se va a poder sacar la poesía a la calle.

-Siempre insistís con este tema, ¿cómo lo instrumentarías?
-Si yo dirigiera una política cultural llevaría la poesía, el arte, a todas partes, que sea de todos. Fijate la experiencia que hicieron unas chicas en situación de cárcel en Tucumán: se prepararon para representar "La casa de Bernarda Alba", de García Lorca, y el día del estreno llenaron dos teatros, uno adentro y otro afuera, las prohibieron por una cuestión electoralera e hicieron el documental: "La cárcel de Bernarda Alba" con los ensayos y así ganaron un premio en España. Es decir, a los lugares más vulnerabes hay que llevar propuestas para desarrollar el arte, claro además de trabajo y otras posibilidades, pero yo te hablo de hacer algo masivo, constante, no espasmódico. Cuando trabajé con la gente de Teatro, organizando un trabajo con la Cantata, con los actores haciendo lo que les surgía en el momento vi mucha gente que se prendió. Muchos me decían que luego de esa experiencia compraron un libro de poesía o la buscaron en Internet. Se trata de sacar a la poesía del pedestal en el que la han puesto algunos, formando un círculo que empieza y termina en ellos mismos. Que todo el mundo asuma que puede escribir un poema o desarrollar algo artístico, porque de verdad pienso que todos tenemos algo adentro que batalla por salir y realizarse. Y cualquiera lo puede intentar. 

- Miguel Ángel Estrella (Pianista, compositor) dijo una vez algo en lo que quisiera creer: que si todos los seres humanos escucharan buena música desde niños, el mundo sería distinto, con otros valores. ¿Pensás que con la poesía u otras expresiones sucedería lo mismo?
- Mi sueño es que la gente pueda sentir al otro a través de la poesía, que se le pongan los pelos de punta, que lo interpele el dolor o la alegría del otro. Se puede lograr en cualquier momento de la vida, descubrirse y descubrir la coincidencia en el sentir. Y eso, en sí, ya está hablando de un mundo distinto al superficial y consumista.

-Me gustaría que me relates sobre las dificultades que tuviste para presentar este último libro...
.- Quizás yo soy muy creída, ¿no? Quise presentar el libro y fui al Congreso donde trabajo hace 28 años. Me dicen que sí, me dan la sala. Supuestamente el Congreso es un lugar abierto para todos. Se habla de llevar el arte al Congreso para difundirlo al pueblo y demás. Cuando me dieron fecha me dije: ¡qué piola! Pero unos días antes me avisan que no se me daba el Salón porque venían presidentes de otros países e iban a necesitar ese lugar. Pero resulta que tampoco había otro, ni otra fecha adecuada. Y de repente me quedé sin lugar para mi presentación. Y todo quedó en la nada. Te imaginás que yo había enviado gacetillas a todo el mundo contando lo que me pasaba, pero casi nadie tomó el tema, ni periodistas ni legisladores. Pero claro, cómo a mí se me va a ocurrir llevar la poesía al Congreso. Soy una ilusa, ellos están en otra. Además, estoy ofreciendo desde el año pasado en Cultura hacer un ciclo de poesía por el país con este grupo de teatro. Llevarla provincia por provincia en auditorios, traer a poetas nuevos que quizás no están siendo valorados o no se los conoce. Pero no te dan los espacios para esto. Es muy difícil. Por mi parte, me preparo para una lucha muy larga, que comenzó hace mucho tiempo y llevará mucho más.

- ¿Qué se mantuvo invariable y qué cambió lo largo de tu producción?
-. Se mantuvo el sentimiento. El captar el lado humano a veces el sensible y generoso y otras el más oscuro y cruel de las cosas. ¿Hacia dónde apunta el ser humano? ¿Quiénes somos?, ¿Qué somos realmente?, ¿Para qué estamos?, ¿Hay una misión para cada uno mientras estamos vivos?. Esas y tantas preguntas sin respuesta. Esas preguntas se mantuvieron intactas. También el tema de la soledad, que me recorre, a través de los libros y de mi vida toda. Uno está solo en los momentos decisivos de la vida, aún acompañado, amando o no amando. Luego, en cada libro a lo largo de treinta años, asumo que hay un montón de cambios en el estilo, las formas de mi escritura. Creo que mi primer libro fue un libro más social, en el sentido por ejemplo de expresar la bronca contra la dictadura, el tema de la desaparición de la hermana de Gaby -Mariana Belli (Militante del Ejército Revolucionario del Pueblo)- en esos tiempos, nos marcó a fuego.

-¿Ya estabas en carne viva a los dieciocho?
- Sí, es algo que me constituye. Siempre he hecho catarsis en los distintos libros. Pienso que otros no se animan a estar en ese estado... comparando mis dieciocho con mi último libro, te diría que este es más intelectual en cuanto a bucear dentro de uno, las preguntas sobre la soledad y la felicidad, la no respuesta definitiva a nada. Todo es pregunta para mí. Mucho análisis de la vida que se ha dado en todos lo libros míos.
- Este es tu quinto libro...
-. Sí. El primero lo publiqué a los dieciocho: Comienzo de comienzos. El segundo, Son cosas de ángeles, en el ochenta y siete. Amores sin zapatos, en el noventa y uno. En el 2003, Remolinos a bordo. Y este último de 2012.

- ¿Corregís mucho? Por ejemplo, Abelardo Castillo corregía tanto sus cuentos y tantas veces, que incluso lo hacía ¡después de publicados!
-Creo que es una obsesión. Esto puede no permitirte avanzar. De todos modos, son técnicas propias de cada escritor. No soy una histérica de la corrección, aunque releo varias veces, sí. Pero soy de mantener la idea inicial. Muchas veces escribo al despertarme en medio de la noche y dejo eso tal cual salió. Suele tener el valor de lo inconsciente, eso de que uno está durmiendo pero su cabeza trabaja mientras tanto. Son momentos para respetar y los respeto.

-Hablando de momentos, ¿cuál fueron tus momentos más insoportables y cuáles los más bellos?-Sin duda los más bellos fueron los nacimientos de mis hijos. Aún hoy, cierro los ojos y recuerdo cuando nacieron. Camila tiene todavía la misma mirada que el día que me la pusieron junto a mi cara, recién nacida y Tomy también. De eso no tengo ningún recuerdo doloroso.

-¿Todo parto no conlleva un tanto de dolor?
-No en mi caso. Mis dos hijos nacieron por cesárea porque mi útero tiene forma de corazón y no había otra posibilidad.

-¿Cómo?
-Así como lo escuchás, se llama útero arcuato y tiene la forma exacta de un corazón.

¿Alguna otra singularidad?
-Jajajaja. No, ninguna otra.

-Ibas a hablar de los momentos tristes de tu vida...
-Sin duda las pérdidas: La de mi papá, a mis veintidós años, por la relación que teníamos me resultó fuertísima. Mi papá era muy sensible, muy buen tipo. Y la vida golpea más a los buenos. También la pérdida de mi hermano, hace cinco años. Ese fue otro golpe terrible, ni imaginado ni esperado. Y hace poco mi amiga Gabriela Weil. Estas cosas son las que ahondan más las constantes preguntas sobre el sentido de la vida.

Es notable la omisión al amor de pareja, tanto en los momentos tristes como bellos. Nadie me va perdonar que no te pregunte...
-Jajajaaja. Bueno, el momento más feo ha sido querer a alguien y que esa persona se vaya sin que nada le importe sobre tu vida. Allí es donde alguien no toma conciencia del otro. Yo estuve en pareja quince años y esa persona me dejó sola en uno de los momentos más difíciles, como la muerte de mi hermano, por ejemplo. Descubrí, de pronto, que a veces uno prefiere autoengañarse por la necesidad de afecto que tiene. Pero el otro casi nunca es quien vos pensabas. Recuerdo otra relación reciente, qué decirte, me hace acordar a los "amores cobardes", que dice Silvio. Porque uno pasa por distintas vivencias, a veces nos encontramos con seres que se entregan en cada gesto y otras veces, como en esta, con espíritus donde el miedo a sentir puede más que el encuentro. Y es ahí donde uno descubre la cobardía del otro, el hielo feroz del misterio agazapado que opta por la calma conocida de la montaña congelada y no por el volcán de amor. Ese estallido de colores que nos ilumina. Porque cuando uno ama se da al otro, y se es libre y se es feliz. Ese rompimiento de colores que forman un arco iris, el poner la carne al asador, es lo que me identifica. Y cuando no siento la misma entrega, relmente es triste y se desdibuja la imagen del otro.

-¿Y los más bellos?
¿Tengo que contarlos todos?

-No, esto es la Agencia Walsh no un programa de chimentos. Podés decir todo lo que quieras y omitir todo lo que consideres conflictivo para la armonía del campo popular...
-Jajajajaja. Mirá con la primer persona de la que te hablé siento que tuve momentos positivos, no lo niego, aunque tranquilos. Con otros amores, he tenido fuegos de otra intensidad, creo que tiendo a ese despliegue de intensidades donde se enciende la belleza y no sabés por qué magia i porque misterios.

-¿Tenés cábalas?
-. Siempre voy con algo rojo. Además de que el color me encanta por la energía que me da, no se si es cábala. Cuando debo atravesar situaciones de tensión o mucho nervio, uso un collar que me hizo mi mamá con telas y cosas. Me siento protegida con ese collar.

-¿Por qué este libro se llama Revolución Secreta?
- Porque es la revolución interna, que implica todo el movimiento y todo el sacar hacia fuera para lograr el cambio que sólo depende de cada uno. Y es secreta porque empieza en uno, con pequeños puntos, que casi siempre los otros no escuchan ni ven, y luego estallan en cambio, en otra actitud, en la revolución que, ahí si, puede multiplicarse en otros.
-¿Por qué tiene pibes con guardapolvo en la tapa?
- Le pedí a Claudio Gallina algún cuadro suyo para la tapa. Me sentí identificada con esta imagen de la libertad, con la simpleza de los chicos...

-¿De qué nos habla este libro?
-Del amor, de sensaciones, estados de ánimo, contradicciones, dudas, misterios, misivas que no fueron abiertas ni leídas. Yo soy de escribir muchas cartas, uno de los poemas surgió de una experiencia propia: le escribía cartas a alguien que nunca las abrió. También, ¿a quién se le puede ocurrir escribir misivas en este siglo?
-A través de Facebook, veo que vos impactás en la vida de muchas personas, que te leen y te escriben a diario.
-Sí. Tengo más de cinco mil seguidores. Se me han juntado incluso muchísimos libros para leer de gente que me los envía por facebook para que opine sobre ellos. Esto es muy placentero porque también está indicando que estas personas tiene una cierta identificación con lo que escribo. A veces me pasa en el Congreso que colegas me dicen: ¿Cómo estás, poeta? Es importantísimo para una. Me da alegría y siento que estoy poniendo mi granito de arena para lograr que otro sienta algo. Del mismo modo, suelo colgar y compartir también en mi muro fragmentos de poetas o escritores que me gustan, frases. Cosas que me llegan y necesito compartir con otros. A alguien también le va a llegar. Mi base es tender puentes. Y me encuentro con gente en la calle que ni se de donde la conozco pero con la que se establece, ni sabés cómo, un vínculo de afecto y reconocimiento; y me saluda con un ¡grande, poeta!

-Siendo mujer y militante de género, te gusta que te digan poeta y no poetisa...
- Es que para mí la poesía no tiene género. Es el poeta o la poeta. En esto, la diferencia creo que no es positiva. Uno escribe y escribe sin nombre. Pienso en las acciones. Me gustó mucho lo que hizo Neruda, eso de ir a leer poemas a las minas, a los mineros, fue brillante. Mi sueño sería realmente lograr que la gente descubra la poesía. Hacer algo parecido a esto que te cuento de Neruda, porque hay que lucharla y transformar, escribir, tender puentes, no quedarse. La poesía es sentir, eso es lo único que puede llegar a cambiar este mundo deshumanizado al tanto por ciento. Que el ser humano se descubra y se abra en los actos al otro. Abrirse entera al otro: eso es poesía.
Oscar Castelnovo
(Especial Agencia Walsh)

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OPINIÓN 
"Lo intelectual y lo sensible"

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Disponible en Librería Mendel -Paraguay 6153, CABA-
Leyendo Revolución (secreta)de Claudia Ainchil llegue a la conclusión de que son poemas intelectuales con una gran sensibilidad. No tiene por qué estar alejado lo intelectual de lo sensible. Hay pensamientos, mas allá de las imágenes, reflexiones con imágenes sensoriales en ocasiones del inconsciente.
Una de las particularidades de este libro de poemas es que el argumento es completado, cuando no creado, por el lector. La subjetividad captura al objeto y lo internaliza con una fuerza descomunal, inédita. Un poblado de reflexiones, imágenes impetuosas y sensitivas recorre todo el poemario. No hay lugar ni espacio para la vacilación. Dice: "A tientas escribir en esta madrugada/un murallón carcomiendo escombros a rajatabla..."
Los misterios a veces abren signos de interrogación en estos poemas. La temática es heterogénea, va del tiempo al amor, y de ahí a la eternidad pero a la vez es una sola como la vida misma.
La voz de Claudia goza de una autonomía y una impronta propia. Deseosa de que sus poemas recepcionen la vida cotidiana y que salgan a la calle, inunden las redes sociales y sobre todo porque logran hacer sentir, emocionar, reflexionar y entrar en el ensueño de la poesía.
Omar Ramos 
(Parte de la intervención del periodista O. R., del Suplemento Radar Libros de Pagina 12, 
durante la presentación reciente del "Revolución (secreta")

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